Municipalidad de Córdoba: ¿ordenando?


La clave del bueno gobierno

El principal desafío de la nueva gestión era ordenar la relación con los empleados municipales. Pero hasta ahora Ramón Mestre ha dado al sindicato todo lo que han solicitado, sin haber conseguido avanzar en las reformas urgentes. 


Del ingreso por concurso público, como obliga la Carta Orgánica, sólo se han hecho pruebas muy puntuales. Pero no tenemos certeza que cualquier hijo de vecino, sin acomodo de político o sindicalista, pueda ser incorporado sólo por su capacidad. Tampoco que los contratados sumados por el radicalismo (que ya están llegando a los 1.000) no exijan nuevamente al municipio pasar a planta, sin concurso.


Respecto a los estímulos para que los municipales trabajen mejor, no se han visto avances. No hay premio para los que se están capacitando y los ascensos no se realizan de acuerdo a un sistema de mérito. Aunque los sueldos superan a los de empresas de primera línea, estamos lejos de lograr que la buena atención al ciudadano (valorado por los mismos vecinos) sea determinante en la carrera de un empleado.


A nivel estructural tampoco se ha instrumentado un sistema informático transparente y moderno que nos permita al intendente y a todos auditar online los procesos y decisiones. Las discrecionalidades y corrupciones siguen a la orden del día. 

Servicios.

Alumbrado, barrido y limpieza todavía no muestran un salto cualitativo, éste último a pesar de la “privatización”. Tampoco la reparación de semáforos ni las tareas de bacheo y desmalezamiento. 


Respecto al transporte sí sancionaron los pliegos (en Enero cuando nadie podía participar). Pero no hemos escuchado cómo se planifica la transformación hacia un sistema de centros de transferencias para tomar dos ómnibus o dejar el automóvil (donde serán esos lugares, costos de expropiación, plazos, etc). Tampoco hay nada sobre integrar el sistema de transporte interurbano de las ciudades de la región metropolitana, qué futuro tendrá el sistema de taxis y remises, ni una planificación del desarrollo del transporte de vías rápidas (subterráneo o en superficie) después de los intentos escandalosos de la dupla Giacomino-Jaime. 


Todavía no tenemos planteo alguno sobre cómo vamos a conectar toda la ciudad a la Red Cloacal conscientes que la mitad de Córdoba sigue contaminando las napas. ¿Qué vamos a hacer con la Planta de Bajo Grande, siempre por detrás del crecimiento urbano? ¿Cuándo y cómo garantizaremos que el Río Suquía entre limpio y se vaya limpio de nuestra ciudad?


A la hora de extender los parques y paseos no son buenas noticias que el batallón 141 sea finalmente un complejo de edificios y no se advierten gestiones para anticipar que otros lugares estratégicos como el predio militar que une Córdoba con Carlos Paz no sufran un destino similar.

Respecto del agua no hay presión por parte de la Municipalidad sobre los arreglos y ampliación del canal Los Molinos para garantizar agua en abundancia. En su lugar coquetean con proyectos faraónicos del peronismo como el de traer agua del Paraná.

Control de la nocturnidad.
No se advierte un compromiso firme, diario y estructural de controlar la venta de alcohol a menores y el consumo indiscriminado. Más allá de algunas clausuras puntuales no existe aún un Estado Municipal con presencia integral y activa en la nocturnidad. La noche de Córdoba sigue siendo tierra de nadie. No hay ningún tipo de iniciativa de desarrollar prevención ni un Centro Municipal de Asistencia a adictos. ¿Sólo vamos a esperarlos en la puerta del Hospital de Urgencias?


Desarrollo Económico

A nivel económico no hay acciones contundentes. En lo turístico el municipio no está haciendo nada significativo para promocionar a Córdoba a nivel nacional, ni internacional con una propuesta que los motive a venir todo el año. Tampoco se ve ninguna gestión activa para seducir a grandes empresas a que se radiquen aquí. Y no hay apoyo a los comerciantes de los barrios para alentar su potenciación. La lucha contra la venta de mercadería ilegal -que sería lo más básico- deja aún mucho que desear.


Seguridad Ciudadana

A nivel de seguridad, ningún funcionario municipal habla del tema. En otras ciudades se han instalado cámaras, cuerpos de policías comunitarios y se ayuda a los vecinos a tener su propia seguridad barrial. Pero aquí nada.

Los impuestos han subido más del 100% (hay recursos!) Pero los contribuyentes no tenemos participación ni control, frente a una gestión cerrada a la interacción con la comunidad, ¡que sin embargo sigue gastando un porcentaje excesivo en sueldos! 


Debemos auditar en forma muy estricta los avances de este “ordenamiento”. No sea cosa que termine consolidando el “status quo”.